…Y este arte a
veces corre como un rumor y una leyenda entre la gente porque le da sentido a
lo que la brutalidad de la vida no puede, un sentido que nos unifica, porque al
final es inseparable de la justicia. El arte, cuando funciona así, se convierte
en el lugar del encuentro de lo invisible…
John Berger
Entrados ya en la
segunda década del Siglo XXI, el simulacro cultural se consolida. Los avances
tecnológicos dotan al capitalismo de herramientas cada vez más finas para mercantilizar
las expresiones humanas, al tiempo que los aparatos de control se vuelven más
precisos, invisibles, totalitarios. Sin embargo, de manera paralela, en los
últimos años hemos visto emerger una nueva generación de movilizaciones que en
distintas partes del mundo buscan alternativas al sistema capitalista. Como
sugiere el sociólogo Boaventura de Souza, estas movilizaciones constituyen “presencias”
que se distinguen tanto de los movimientos sociales como de los partidos
políticos, en que no definen sus luchas bajo la oposición tradicional de
izquierda/derecha, no apuestan a reformas políticas que mejoren las condiciones
de vida desde los centros de poder, y en cambio ensayan nuevas formas de
organización social basadas en la noción de autonomía.[4]
Por una parte retomando aspectos de luchas que llevan siglos activas (como las
luchas indígenas de América Latina o los movimientos anarquistas), y por la
otra utilizando los avances tecnológicos para generar estrategias
comunicativas, operativas y organizativas sin precedentes, la indignación global
está llevando a las juventudes a imaginar formas diferentes de cultura. En el
campo del arte, este fenómeno tiene su correlato en la exploración de modos
distintos de concebir las prácticas artísticas, que se separan de los preceptos
mercantilistas e institucionales que hace 30 años provocaron las reacciones de
Danto y Baudrillard.
Cabe precisar que aunque
un aspecto esencial de dichas presencias es que promueven un cambio de la
sociedad basado en el hacer cotidiano de las personas, en lugar de confiar en
los cambios ejercidos desde los centros de poder, es común que existan
detonantes económicos y/o políticos que brindan las condiciones sociales
necesarias, para que una determinada población se reconozca como parte de la
movilización global mencionada. Entre otros ejemplos, tenemos las políticas
reduccionistas de Mariano Rajoy que han impulsado el levantamiento de los indignados
en España, la bancarrota financiera de Grecia, el movimiento estudiantil
chileno y la crisis económica que llevó a los jóvenes de Nueva York a ocupar
zonas estratégicas de Wall Street. En cada caso, existe una mezcla entre demandas
locales que buscan “regresar las cosas a la normalidad”, y un profundo rechazo
hacia el capitalismo neoliberal. Es así que lo que estas presencias tienen de
novedoso se entreteje con un abanico de intereses diversos, que no siempre
responden a la intención de transformar de fondo las estructuras sociales que
rigen nuestro presente. Esta compleja “falta de pureza” hace más difícil, pero
al mismo tiempo más urgente, el análisis crítico de este impulso por cambiar
las condiciones humanas de existencia. Análisis que debe contemplar tanto los
rasgos transversales a las múltiples luchas que ocurren en distintos lugares
del mundo, como las circunstancias específicas de cada situación particular.
En este contexto, las
elecciones presidenciales de México en 2012 fueron escenario de una
movilización estudiantil que detonó en lo que algunos llamaron la Primavera
Mexicana. Aunque existen posiciones encontradas respecto a si ésta fue o no una
verdadera “primavera social”, y aunque ha pasado relativamente poco tiempo para
tomar una posición crítica al respecto, es innegable que el llamado movimiento #YoSoy132,
más allá de rechazar al entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto, o
demandar la democratización de los medios de comunicación masiva, llevó a
muchos jóvenes a reconocerse como parte de una lucha por transformar las
condiciones económicas, políticas y culturales de nuestro mundo. En el caso de
los artistas, las “revueltas electorales” fueron una ocasión para replantear sus
propias prácticas creativas, desde una lógica distinta a la del mercado y las
instituciones culturales.
A un año del
levantamiento estudiantil mexicano, es difícil saber hasta qué punto éste
despertó una consciencia colectiva que trascendiera la coyuntura electoral. En
el campo específico del arte, sin embargo, podemos decir con certeza que la Primavera
propició la creación de colectivos, declaraciones, manifiestos y proyectos artísticos,
que en muchos casos siguen activos, y en otros tienen un importante potencial
para interpelar a las futuras generaciones. Con la triple intención de ofrecer
a los proyectos vigentes una lectura de las circunstancias históricas que
motivaron su nacimiento, de documentar el debate artístico que se dio en ese
entonces, para invitar a la reflexión y posible activación política de las
generaciones venideras, y de plantear la urgencia de realizar estudios críticos
que brinden herramientas para la comprensión de las complejas emergencias
sociales de nuestra época –particularmente en el campo de las prácticas
artísticas-, este artículo pretende analizar algunos aspectos de la discusión
que los artistas sostuvieron en el contexto referido. Para ello, revisaremos
una serie de declaraciones que aparecen en varios documentos que fueron publicados
en aquellos tiempos, para después comentar cuatro proyectos que resultan especialmente
representativos de una nueva forma de concebir el arte.
En correspondencia
con lo anterior, en el apartado siguiente haremos un recorrido por varios de
los manifiestos, relatorías, artículos y publicaciones en redes sociales, que fueron
centrales en el debate artístico que hemos señalado. A través de estos
documentos, podemos reconstruir parte del cuestionamiento que los artistas
tuvieron sobre su propia agencia en los procesos de trasformación social, tanto
en México como en el mundo. Aunque sobra decir que los fragmentos seleccionados
nos dejan ver sólo algunos aspectos de un fenómeno heterogéneo, cuyas
contradicciones internas remiten con frecuencia a esa “falta de pureza” tan
característica de las movilizaciones globales contemporáneas, no por ello
podemos desestimar los rasgos novedosos que el conflicto electoral inauguró en
el discurso artístico mexicano. Novedad que es al mismo tiempo una
revitalización de movimientos del pasado, una visibilización de prácticas que
durante décadas han sido marginalizadas por las instituciones culturales, una
crítica activa a la concepción del arte en tanto mercancía, y una adecuación de
dichos elementos a las nuevas posibilidades tecnológicas, todo esto en el marco
de un rechazo generalizado hacia la actual explotación capitalista.
A pesar de la
manipulación mediática, la inexperiencia de la mayoría de quienes conformaron
el #YoSoy132, la distancia generacional de los artistas jóvenes respecto a los
referentes históricos de movimientos artísticos más politizados, y la falta de
herramientas críticas que sirvan a la comprensión de las movilizaciones
sociales de nuestros tiempos, los documentos que revisaremos podrían
constituir, a pesar de todo, una prueba de que el arte sigue vivo y de que la
semilla del futuro, aunque necesitada de riego, se encuentra ciertamente
germinando.
I. DE LA
MANIFESTACIÓN AL MANIFIESTO: DECLARACIONES PRIMAVERALES SOBRE ARTE Y CULTURA
Desde la voz del
poeta Iván Los Pájaros, entrevistado en una movilización estudiantil contra la
imposición presidencial de Enrique Peña Nieto, llegan a nosotros las siguientes
palabras:
Como levantamiento y
como protesta el arte es transgresor por naturaleza. No sólo puede hacer
visible lo invisible, sino que muestra hasta qué punto es invisible lo visible,
y viceversa. Hoy, que la imposición de un presidente que no es un presidente
sino una fachada, una imagen publicitaria y un títere de un titiritero
neoliberal y trasnacional, el arte adquiere de nuevo su dimensión social y política.
Reacciona entonces contra su fetichización, contra el mecenazgo institucional e
individualizador que lo rebaja a la calidad de mercancía. (…) El arte transgrede y, al transgredir, libera.
(…)
Sin pensar en las armas
de fuego, la poesía es Fuego (…) Una revolución implica rotar las cosas hasta
hacer visible su lado oculto, implica trasladar la consciencia que se tiene de
ellas a un lugar nuevo en el espacio y en el tiempo, un lugar renovado por la
luz.
México necesita una
revolución de la consciencia colectiva, pero para que ésta sea un hecho,
resulta necesaria una revolución interior en cada uno/a de los mexicanos/as. Se
trata, pues, de una puesta en escena con dos actos paralelos y simultáneos.[5]
Si he querido
abrir esta sección con las palabras precedentes, es porque sintetizan muchas de las ideas que circularon entre los
artistas durante la llamada Primavera Mexicana. De un modo poético y conciso,
Iván Los Pájaros nos ofrece una serie de argumentos que denotan una voluntad
por hacer del arte un espacio para la revolución tanto social como individual,
que transgreda tanto la dimensión local de la imposición de Peña Nieto, como la
“fetichización”, el individualismo y el mecenazgo institucional que “rebajan el
arte a la calidad de mercancía”. Siguiendo el trazo que este poeta nos propone,
en los párrafos siguientes escucharemos la palabra de varios artistas y
colectivos que participaron en el debate “primaveral” que nos ocupa.
Aunque es
importante aclarar que este debate no se limita al movimiento #YoSoy132, sino
que incluye a muchas personas que se mantuvieron al margen de éste o incluso
rechazaron explícitamente sus objetivos, no por ello debemos desestimar que los
estudiantes del 132 provocaron una mediatización extendida de la protesta
ciudadana, que fue fundamental para que muchos artistas decidieran posicionarse
públicamente. Dado que en este apartado me interesa abordar la discusión
pública que en la Primavera Mexicana se dio en torno al arte, y dado que ésta
giró en buena medida alrededor de los artistas que participaron en el
movimiento estudiantil, la mayoría de los documentos que revisaremos se
integran en este marco. Es por esa razón conveniente comenzar nuestro recorrido
con una breve reseña de cómo nació este movimiento, y particularmente de cómo
se generó un sector artístico al interior del mismo.
El 11 de Mayo de
2012, a 43 días de haber comenzado el período oficial de campañas electorales
para la presidencia de México, Enrique Peña Nieto visitó la Universidad
Iberoamericana. Frente a un nutrido grupo de estudiantes que lo increparon por
la represión que como gobernador del Estado de México encabezó en la población
de San Salvador Atenco, en la que hubieron personas fallecidas, mujeres
violadas y muchos heridos, el entonces candidato presidencial respondió que ésta
había sido “una acción determinada personalmente para restablecer el orden y la
paz, en el legítimo derecho que tiene el Estado Mexicano de hacer uso de la
fuerza pública”.[6] Ante dicha
respuesta, que denotaba una total indiferencia hacia las personas afectadas, un
silencio cómplice hacia la comprobada corrupción que existió en aquel
operativo, y que para colmo retomaba de manera casi textual el discurso del
expresidente Gustavo Díaz Ordaz, frente a la masacre estudiantil de Tlatelolco
en 1968, los alumnos reaccionaron con una energía tal que obligaron a Peña
Nieto a escapar literalmente de la Universidad por su puerta trasera, después
de haberse refugiado en los baños de dicha institución. De manera inmediata,
los medios de comunicación y los partidos afectados trataron de tergiversar lo
ocurrido, aseverando que los increpadores habían sido un grupo minoritario que
no estaba conformado realmente por alumnos universitarios, sino por personas
afiliadas a la candidatura opositora de Andrés Manuel López Obrador. Por su
parte, los estudiantes involucrados respondieron con una serie de videos que
hicieron circular por las redes sociales, en los que mostraban la realidad de
lo que había ocurrido en aquel encuentro.
Entre todos los
videos que desmentían la manipulación informativa de los medios oficiales, hubo
uno que tuvo especial impacto, al presentar a 131 alumnos de la Universidad Iberoamericana,
con sus respectivas credenciales, declarando haber sido parte de la
manifestación señalada y afirmando haber actuado bajo su propio criterio.[7] Días después de la publicación de este video, estudiantes de distintas partes del país –aunque mayoritariamente de la
Ciudad de México- se organizaron para manifestarse públicamente en contra de la
candidatura peñista, amplificando de este modo la protesta surgida aquel 11 de
Mayo. De una manera dispersa, en muchos casos anónima, ajena a cualquier clase
de planeación centralizada, comenzó a circular por las redes sociales el nombre
de #YoSoy132, como una metáfora de que cada persona se sumaba a los 131 alumnos
de la Iberoamericana. Si bien este nombre fue inicialmente un hashtag de
Twitter, en pocos días se convirtió en un eslogan que condensaba una indignación
generalizada hacia el aparato político que representaba Peña Nieto, al punto de
convocar a un movimiento nacional que durante algunos meses reconfiguró –o
amenazó al menos con reconfigurar- la escena política de México.
La primera
movilización de estudiantes a partir de tal evento fue la llamada “Marcha de la
Verdad” que ocurrió el 18 de Mayo, realizada por alumnos de distintas instituciones
en la Ciudad de México. Aunque este primer evento abarcó sólo a pocas
universidades, la mayoría privadas, tuvo un gran impacto mediático entre los estudiantes
y la población en general de todo el país. Esto dio pie a que el 23 de Mayo se
convocara una segunda movilización, esta vez con carácter nacional, con la idea
de que cada ciudad definiera las condiciones de su participación en esta
convocatoria. En el caso de la capital, el resultado fue una congregación
masiva alrededor del monumento de la Estela de Luz, en la que decenas de miles
de voces provenientes de escuelas públicas y privadas lanzaron un llamado a la
unidad nacional, a la activación política de la ciudadanía y a la
democratización efectiva del proceso electoral.
Cabe decir que
este evento fue especialmente importante para el tema que nos ocupa, pues fue
ocasión para que artistas de diversas escuelas conformaran un contingente para
marchar juntos hacia la Estela de Luz. Horas previas a la concentración
estudiantil en dicho monumento, artistas de distintas formaciones se reunieron
en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en lo que fue el primero de muchos
encuentros sucesivos. Si bien quiero insistir en que la llamada Primavera
Mexicana no se limita al sector estudiantil, y en que las expresiones
artísticas de este período no se reducen a aquéllas que emergieron del
#YoSoy132, el evento del 23 de Mayo dio comienzo a una discusión amplia e
incluyente sobre la función del arte en la sociedad. De entre los documentos y
comunicados que se generaron en este debate, he tomado algunos fragmentos que
ejemplifican las reflexiones que se dieron entonces, particularmente aquéllas
que tienden a considerar el arte como un agente esencial para el cambio sociocultural
del que ya hemos hablado.
Quizás el primer
documento que plasmó y difundió las discusiones artísticas que se abrieron en
esta época, es la relatoría de la Primera Asamblea Nacional Inter-Universitaria
de #YoSoy132. Llevada a cabo el 30 de Mayo en las Islas de la Ciudad
Universitaria de la UNAM, esta asamblea constituyó un primer encuentro general
en el que se trazaron los ejes de lucha que definirían la organización del
movimiento. Para ello, se conformaron 15 mesas de trabajo, de las cuales la
sexta estuvo dedicada al arte y la cultura. Entre las conclusiones que quedaron
plasmadas en la relatoría a este respecto, me interesa destacar las iniciativas
de “crear un órgano de investigación de las políticas culturales”, de “buscar
fondos y reciclar el material [de trabajo artístico]”, de “generar propuestas
entre todos” y de conseguir “lugares públicos donde se realicen actividades
artísticas”.[8] Como estas cuatro
iniciativas dejan ver, esta mesa visibilizó una intención compartida por crear
mecanismos de autonomía y auto-sustentabilidad, que llevaran las prácticas
artísticas hacia afuera de las instituciones culturales, con el fin de hacer el
arte más accesible para la población e incluso para los mismos artistas. Por
otra parte, la intención de “generar propuestas entre todos” deja ver un
aspecto importante que se enfatizó mucho en esos tiempos, que es el de
beneficiar las formas colectivas de creación por encima de las formas
individuales.
Más allá de que
para varios de los presentes en aquella asamblea, este documento no reflejó una
discusión consensuada, dada la dinámica desordenada de la mesa de trabajo
correspondiente, este espacio fue un importante punto de encuentro entre
artistas que tenían deseos y preocupaciones en común. A raíz de que muchos artistas
se reconocieron y dialogaron en las Islas universitarias, fueron emergiendo y/o
consolidándose distintas alianzas, entre las que destaca la interdisciplinaria
asamblea de Artistas Aliados.
Uno de los
aspectos que me parecen más sobresalientes de dicha asamblea, es el hecho de haber reunido artistas
provenientes de distintas disciplinas, con el fin compartido de activar
procesos sociales a través del arte. En algunos casos, esto dio lugar a eventos
multitudinarios que respaldaban la noción de una fuerte y colectiva voluntad
artística, y en otros resultó en acciones de poca visibilidad, que sin embargo
generaban vínculos interpersonales y efectos más focalizados. Algunas veces,
las propuestas de Artistas Aliados convocaban a más personas a sumarse a los eventos
y reuniones de trabajo, mientras que otras veces provocaban rupturas y
desintegraciones que, en última instancia, debilitaron considerablemente la
labor del grupo. No obstante, la natural inestabilidad de esta alianza no
impidió que se generaran documentos hasta cierto punto consensuados, que a la
distancia nos permiten analizar algunas de las ideas que circulaban en sus
actos y asambleas. Entre éstos, destaca un primer manifiesto que se redactó
pocas semanas después de la Primer Asamblea Inter-Universtaria, y que aunque
generó conflictos internos y fue modificado posteriormente, contiene argumentos
que encuentro especialmente indicativos de una intención enérgica por
transformar la concepción común del arte. Veamos, por ejemplo, los siguientes
extractos del manifiesto:
La espontaneidad es
primordial en su manifestación activa (…)
(…) búsqueda de un
cambio de origen del sistema económico, político y social, desde nuestro
quehacer-propositivo (…)
(…) el arte
facilita la constitución de economías autónomas. [9]
En estos tres
fragmentos, se hacen explícitas las intenciones de autonomía, actividad
transformadora y espontaneidad, elementos que en cierta medida se derivan de lo
acordado en la Primera Asamblea Nacional Inter-Universitaria, sobre todo en lo
que respecta a contradecir los marcos dominantes de las institucionales
culturales. Cabe decir que esto resulta especialmente significativo cuando
consideramos que la mayoría de los Artistas Aliados estudiaban en los
principales centros de educación artística de la Ciudad de México; aunque los
conceptos de autonomía, espontaneidad y transformación radical son relativamente
comunes entre los llamados artistas y colectivos “independientes”, al permear
los discursos académicos dieron lugar a un cuestionamiento profundo que redundó
en un reconocimiento de que existen otras formas de hacer y pensar el arte. Desde
esta perspectiva, una de las aportaciones de los Artistas Aliados fue traer al
centro y visibilizar una serie de reflexiones que normalmente son consideradas
marginales.
Pasemos ahora a dar una mirada a la segunda y definitiva versión del Manifiesto
de Artistas Aliados, que fue publicada después de algunas rupturas que marcaron
una nueva etapa para esta asamblea. Si en el primer documento se hablaba de
autonomía y cambio en términos más bien abstractos, en esta ocasión podemos
encontrar algunas propuestas más concretas de cómo llevar a cabo estos ideales,
así como una posición más explícita en contra de los marcos institucionales.
Como ejemplos de lo anterior, podemos leer las siguientes afirmaciones:
Somos testigos y
actores de la Historia: buscamos comunicarla, interpretarla y transformarla (...)
(...) pretendemos producir
información alternativa (...)
(...) la reutilización y
la manipulación de nuestras obras, individuales o colectivas, es libre (...)
(...) no creemos en el
arte como mercancía (...)
(...) daremos, pues,
prioridad a toda manifestación artística ciudadana (...)
(...) nos hermanamos con
las luchas que pretenden resarcir la dignidad humana y denunciar el sistema que
nos corroe (...)
(...) resistimos y
luchamos por hacer visible lo invisible. [10]
Desde la propuesta
de generar medios alternativos hasta la negación contundente del arte en tanto
mercancía y la priorización de las manifestaciones artísticas ciudadanas, estas
frases muestran una madurez de las ideas presentes en aquel primer intento por
constituir un manifiesto, y, por extensión, de aquéllas que figuraban en la
minuta de la asamblea general del 30 de Mayo. Por otro lado, vemos explicitada
la intención de vincularse con movimientos sociales en otros lugares del mundo,
misma que se materializa en el uso de estrategias globales de lucha como es el
acceso y manipulación libres de los productos culturales. Aunado a lo anterior,
las frases que se refieren respectivamente al arte como un agente de
visibilidad y al artista como un actor transformador de la historia, me parecen
especialmente ilustrativas de cómo las movilizaciones “primaverales” fueron
detonantes de un reconocimiento colectivo de la necesidad de replantear la
función y los alcances del arte. Hay que decir, sin embargo, que aunque es
evidente que los documentos anteriores ponen sobre la mesa una profunda
reflexión sobre los fines sociales y las formas de hacer arte, varios artistas
encontraron que las asambleas, posicionamientos y discusiones prolongadas, características
de las primeras etapas de Artistas Aliados, no constituyeron vías efectivas
para llevar los manifiestos a la acción. De hecho, esta sentida incongruencia
entre los discursos y las acciones dio lugar a que algunas personas y grupos se
separaran –sea parcial o completamente– de la asamblea, y centraran su energía
en la consolidación de colectivos más pequeños, con objetivos más específicos y
acotados.
Tal es el caso del
colectivo Voz Nómada, que se conformó a mediados del mes de Junio, y enfocó su
actividad en la creación de espacios formativos independientes de las
instituciones culturales. Como evidencia de la manera en la que Voz Nómada definió
sus propias intenciones, podemos ver que en su perfil de Facebook publicó que
“el motor de VNC [Voz Nómada Colectivo] radica en la generación de conocimiento
extramuros de la institución artística”, “que la educación artística debe ser
accesible y descentralizada”, y que “buscamos socializar conocimientos que
estén conectados con nuestro entorno social”.[11]
Efectivamente, este colectivo ha organizado desde entonces algunas
conferencias, talleres y entrevistas de acceso libre, que llevan a la práctica
algunos de los ideales presentes en los manifiestos antes referidos. Con este
ejemplo, se fortalece el argumento de que los reconocimientos que tuvieron
lugar desde las primeras asambleas artísticas, más allá de si en su momento se
vieron respaldados o no por acciones concretas, fueron capaces de detonar
procesos que en ciertos casos trascendieron por mucho la coyuntura electoral.
Es así que al día de publicación de este artículo, Voz Nómada sigue organizando
eventos y talleres de formación artística, bajo las mismas premisas de
autogestión que fueron formuladas en el contexto de la movilización
estudiantil.
De manera similar
al colectivo Voz Nómada, e independientemente de si formaron parte o no de
Artistas Aliados, varios grupos emergieron en fechas aledañas, con la misma
intención de participar en el debate “primaveral” a través de acciones
concretas y focalizadas. Entre éstos, algunos se dedicaron primordialmente a la
producción artística, como es el caso del Frente Gráfico 132, que surgió pocos
días después de las elecciones con el objetivo de proveer imágenes y diseños
para los eventos públicos del movimiento estudiantil; en contraparte, otros
cubrieron una función mediática y de carácter más coyuntural, como fueron los
llamados MúsicosconYoSoy132, congregación de varios músicos famosos que
publicaron algunos videos en apoyo al movimiento, y que lanzaron un disco
comercial que pretendía promover internacionalmente sus principios.
Otra iniciativa
que me interesa mencionar es el Colectivo Emergente de Artistas Independientes,
quienes se conformaron a partir del lanzamiento de la sonada #Cumbia132. Desde
sus palabras introductorias que dicen que “tenemos las mejores armas:
inteligencia, creatividad, alegría, imaginación, valor, unidad”, hasta el verso
que afirma que “ya no es suficiente cambiar de partidos, cambiemos la forma de
gobernar”,[12] esta canción
invitaba a la ciudadanía a recobrar su voz y su poder para decidir y
transformar ella misma el sistema, rechazando por ende la noción del cambio
“desde arriba” que, como comentábamos al principio de este texto, constituye
uno de los elementos que las nuevas presencias sociales pretenden combatir en
todo el mundo. En un comunicado que el Colectivo Emergente publicó en su página
de Facebook, 7 días antes de las elecciones, podemos encontrar un desarrollo de
la posición política que se promueve en la cumbia:
Hay muchas cosas en
juego para la elección de este primero de julio, estoy convencido de ello. Pero
¿qué va a cambiar? Nada va a cambiar que no hagamos nosotros. (...) ¿Qué vamos
a hacer después? ¿Qué planes, qué proyectos, qué convivencias, qué manifiestos,
qué creaciones? A todos y cada uno de los que amablemente se han propuesto a
participar es el momento de plantearse acciones a mediano plazo, acciones
realizables, evaluables, pero sobre todo gozables desde los espacios donde
residen. De hecho, algunos ya lo hacen, otros tímidamente, otros no nos hemos
atrevido.[13]
Vemos así que,
para estos artistas, el cambio verdadero es aquél que surge de las acciones
concretas de las personas que conforman la sociedad. Asimismo, es interesante señalar
el énfasis que este grupo pone sobre el goce y la convivencia, aspectos que
además de mencionarse explícitamente en el comunicado anterior, se encuentran
implícitos en el trabajo musical que hemos comentado. Para diversos activistas
y teóricos de las luchas sociales anticapitalistas,[14]
esto tiene una importancia fundamental, pues contradice la idea de que sólo a
través del trabajo “productivo” es posible realizar acciones significativas. Al
posicionar el placer, la colectividad y la creación al centro de su discurso, los
Artistas Emergentes están atacando –quizás sin saberlo- la noción de
“productividad” que es una de las bases de la economía capitalista, y en ese
sentido está promoviendo una forma otra de entender el trabajo, distinta de
aquella que funciona para la lógica del sistema dominante. Finalmente, el
último enunciado de la cita superior es una muestra más de que el período
electoral sirvió como un espacio de reconocimiento, que despertó para muchas
personas la necesidad de participar activamente en los procesos de cambio
social.
Hasta este
momento, hemos transitado por varias publicaciones de artistas que reflejan, desde
distintos lugares, la postura de quienes estuvieron directamente vinculados al
#YoSoy132. Más allá de los conflictos y disensos que puedan existir detrás de
estos documentos, lo cierto es coinciden en varios aspectos como son la
búsqueda de un distanciamiento de las instituciones culturales, la apuesta a una
manera colectiva de producir arte y una implícita intención por reformar las
estructuras democráticas a partir de la acción ciudadana, y no desde los
centros de poder que los partidos políticos representan. Sin embargo, hemos
dicho ya que el 132 no fue el único agente en las movilizaciones del año
pasado, por lo que conviene escuchar la palabra de algunos artistas o
colectivos que, al menos en el contexto específico de los documentos que
revisaremos, hablaron desde una posición distinta a la de los estudiantes.
En primera
instancia mencionaré la iniciativa Arte por la Izquierda, cuyo objetivo
principal fue constituir un frente artístico nacional que apoyara
explícitamente la candidatura de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), candidato
por la coalición de izquierda que fue el principal contrincante electoral de
Enrique Peña Nieto. En este punto nos encontramos ante un fenómeno bastante
interesante, que es el hecho de que los Artistas por la Izquierda, aún cuando
apoyaban abiertamente a AMLO y fomentaban el voto a su favor, consideraban que
las altas esferas de la política eran en cualquier caso incapaces de resolver
los problemas fundamentales de México. Para dejar más clara su ideología,
veamos los siguientes fragmentos del Manifiesto que estos artistas publicaron
días después de las elecciones que dieron triunfo dudoso a Peña Nieto:
La agitación que
recorre México nos llevó a tomar decisión pública (…)
No nos interesa
definirnos. Tampoco afiliarnos. En cambio sí irrumpir en lo público. El arte
para hacer política no necesita de lo político (…)
Nos proponemos
hacer lo que nos caracteriza: hacer política a través de otros medios. Alguien
debe recordarnos que la presidencia no lo es todo.[15]
Frente a estas
declaraciones, queda claro que la reacción de los Artistas por la Izquierda
frente al denunciado fraude electoral fue convocar a la acción artística,
entendida en sí misma como una manera de hacer política, a diferencia de otros
grupos obradoristas que centraron sus acciones en el desconocimiento de las
elecciones presidenciales. Independientemente de que los Artistas por la
Izquierda participaron en la movilización ciudadana en contra del triunfo de
Peña, manteniendo su apoyo al candidato de las izquierdas, su discurso apunta
claramente hacia una manera distinta de resolver los problemas nacionales, que va
más allá de la elección presidencial, y que prescinde de las definiciones y
afiliaciones que suelen estar presentes en organismos de corte partidista.
Vemos aquí, por lo tanto, un ejemplo claro de las presencias sociales que
señala Boaventura de Souza, en el sentido de que a estos artistas, antes de
definirse o afiliarse a movimientos o partidos políticos, les interesa
“irrumpir en lo público”, es decir, hacer política sin ‘lo político’. Esto
puede resultar contradictorio con el hecho de que éste fue quizás el único
manifiesto artístico, entre los que tuvieron mayor cobertura mediática en ese
entonces, que se pronunció abiertamente a favor de un candidato. Sin embargo,
hemos dicho ya que la aparente “falta de pureza” no demerita, necesariamente,
los rasgos transformadores de estas iniciativas. Por el contrario, esto
constituye una reafirmación de que “la agitación que recorría México” fue
detonante de una toma de conciencia, así como de un posicionamiento público que
transformó la postura inicial de sus emisores, que en este caso implicó
convertir el conflicto electoral en una ocasión para “salir a la calle” e
incidir en el hacer cotidiano, es decir, para “hacer aquello que [a los
artistas] nos caracteriza”.
En resonancia con
la posición de Arte por la Izquierda, paso finalmente a hablar de un ensayo que la artista
guanajuatense Paola Klug publicó el 21 de Junio en la revista virtual Subterráneos. En éste, se hace referencia al Concierto-YoSoy132 que tuvo lugar el 16 de ese mes, el cual reunió a músicos
famosos y figuras públicas que apoyaron desde el Zócalo capitalino, frente a un
estimado de 30,000 espectadores, la labor del movimiento estudiantil mexicano.
De manera particular, esta publicación critica un discurso que la líder
estudiantil chilena Camila Vallejo pronunció en este concierto, y que de
acuerdo con la lectura de Klug, convocaba a “a pedir lo que deseemos, escuelas,
educación, calles, salud”,[16] es decir, a
solicitar erróneamente aquello que de por sí nos pertenece, y que por lo tanto
no tendríamos por qué pedir a nadie. Aunque personalmente no comparto esta
interpretación, pues no me parece que Camila Vallejo se haya pronunciado en ese
sentido,[17] lo que me interesa
notar es la posición política que se deriva de la crítica aludida. En resumen,
lo que Paola Klug argumenta es que el sistema político vigente no es un camino
viable para pensar el cambio verdadero, y por lo tanto no podemos verter
nuestras esperanzas de transformación en ninguno de los partidos que ostentan
el poder:
Para la mayoría de
los mexicanos es imposible optar por otras vías que la "democrática",
les parece risible, ridículo, grotesco y berrinchudo imaginar un México sin
curules, ni intermediarios, ni partidos políticos por los cuales pelearse unos
contra otros -cual perros. (…)
Si se
menciona autonomía inmediatamente lo relacionan con utopía (…)
¿Cómo se puede
hablar de un cambio viviendo y gobernando desde el mismo paradigma?[18]
Considerando el
contexto en el que este artículo fue publicado, es evidente que la crítica de
Klug estaba dirigida no tanto al discurso de Camila Vallejo, como a los principios
reformistas y los pliegos petitorios del YoSoy132, y que es a éste movimiento
que la artista dirige los argumentos que aparecen en el fragmento superior. A
pesar de que hemos visto que algunos de los manifiestos y comunicados que
emanaron del 132 promovían la autonomía y la creación de medios de expresión
alternativos, vimos también que estos discursos no siempre fueron llevados a la
acción. Hay que decir, por otra parte, que los eventos que tuvieron mayor
visibilidad mediática, como es el caso del Concierto-YoSoy132 al que alude el
texto de Klug, levantaron todo tipo de polémicas y rechazo por parte de quienes
consideraban que éstos eran utilizados como plataformas de promoción personal,
más que como espacios de activismo político. De ahí que surgieran pronunciamientos
como el de la cantante Amanda Escalante, mejor conocida como Amandititita, quien
al respecto de los MúsicosporYoSoy132 comentara: “me da muchísima vergüenza que
muchos de mis compañeros artistas están usando el problema de México como una
plataforma para hacerse promoción”.[19]
De cualquier manera, con todos los disensos y posiciones encontradas que surgieron en ese entonces, el punto al que quiero llegar es que a pesar de las reservas que personas como Paola Klug o Amandititita externaron con respecto a la movilización estudiantil –o a ciertos aspectos de la misma, en las publicaciones analizadas encontramos una serie de valores y principios comunes que atraviesan el discurso de diversos artistas, que desde distintos lugares compartieron el reconocimiento de que algo estaba despertando entre las juventudes mexicanas. Quizás por eso Klug, en un arranque poético que bien podría estar parafraseando a Walter Benjamin, finaliza su artículo diciendo: “aún tengo la esperanza de que este chispazo se convierta en incendio”.[20]
¿Pero qué clase de
incendio puede surgir de un movimiento como éste, que desde su inicio se
caracterizó por ser pacífico, moderado e incluyente? ¿En qué medida los
reconocimientos que se dejan ver en manifiestos, actos públicos y comunicados son
capaces de molestar a las pesadas estructuras que rigen la economía, la
política y la cultura mexicanas? Y en el caso específico del arte, ¿hasta qué
punto los principios de autonomía, creatividad informada y libre acceso
permearon efectivamente las formas artísticas de las instituciones y demás
esferas hegemónicas de la cultura, y hasta qué punto es siquiera deseable que estos
permeos ocurran? Cuando vemos que en la Estela de Luz, donde se dio aquella
manifestación que convocó a una multitud de jóvenes en el país a salir a la
calle a luchar por sus derechos, existe hoy un centro de “cultura digital” que
se dedica a “promover la conciencia de lo que significa vivir en un mundo donde
somos simultáneamente ‘usuarios’ y ‘creadores’ de cultura”,[21]
que fue inaugurado directamente por el gobierno federal de Felipe Calderón poco
antes de la toma de protesta de Enrique Peña Nieto, entendemos la complejidad
del mundo actual y lo limitado que resulta cualquier intento por plantear
condiciones distintas de existencia.
A pesar de lo
anterior, es un hecho que la Primavera Mexicana abrió un espacio para
cuestionamientos y discusiones que de una u otra manera tuvieron efectos en la
vida de quienes fueron interpelados por ella, sea porque participaron en algún
colectivo, porque estuvieron presentes en algún acto artístico, o porque
siguieron de cerca los manifiestos y comunicados que fueron publicados. Hasta
qué punto esto provocó o puede aún provocar cambios perdurables al interior de
sistemas artísticos y sociales de México, es difícil saberlo, pero al menos
podemos decir que los artistas “primaverales” escribieron en sus declaraciones
un mensaje de esperanza. De la misma forma en que un video estudiantil fue
capaz de detonar aquel movimiento que hizo temblar el zócalo capitalino, las “huellas”
de ese temblor pueden ser capaces de detonar procesos en el futuro. Esa es una
de las razones por las que considero necesario que los investigadores hagamos
ejercicios tanto críticos como recopilatorios, que ayuden a comprender los procesos
sociales de nuestra actualidad al mismo de tiempo de hacer accesible la
documentación que surge de los mismos.
Ahora bien, además
de que las declaraciones anteriores dieron lugar a una discusión colectiva que
impactó a quienes participaron en ella, y de que tanto los documentos emitidos
como las experiencias de los participantes tienen el potencial de detonar
procesos futuros, existe otro nivel de pertinencia artístico-social que es
necesario considerar, si queremos tener una noción más abarcadora de las
implicaciones que la Primavera tuvo para la comunidad artística de México. Si,
por una parte, los manifiestos y declaraciones de los artistas nos permiten ver
los cuestionamientos que ellos expresaron acerca de sus prácticas, los
proyectos artísticos que emergieron entonces nos muestran, por otra parte, de
qué manera el arte puede ser un espacio para la exploración de nuevas formas de
relaciones sociales, y para ampliar el campo de posibilidades de significación colectiva que
son aceptadas por una determinada cultura. Con la intención de abordar estos
aspectos, en el siguiente apartado revisaremos cuatro proyectos que tuvieron lugar
en este mismo escenario.
II. DEL MANIFIESTO
A LA ACCIÓN: PROYECTOS ARTÍSTICOS QUE EMERGIERON EN TIEMPOS PRIMAVERALES
Después de haber
revisado varias declaraciones que por distintos medios fueron publicadas
durante el debate del que hemos hablado, podemos afirmar que esta discusión
puso conceptos como la autonomía, la consciencia social, la colaboración y el
libre acceso al centro de un posicionamiento público sobre los fines y alcances
del arte. A través de medios diversos como periódicos, revistas, programas de
radio, redes sociales, asambleas populares, eventos públicos y manifestaciones
callejeras, los artistas hicieron llegar su mensaje a la ciudadanía, que en
muchas ocasiones fue receptiva y saludó simpatizante sus iniciativas. No
obstante, vimos ya que para otras personas existió una incongruencia entre los
discursos y las acciones artísticas.
Aunque personalmente
coincido con quienes piensan que las acciones artísticas que se hicieron
públicas en este proceso fueron pocas, y en la mayoría de las ocasiones servían
más como estrategias de difusión de mensajes políticos (a través de pancartas,
danzas, canciones de protesta conocidas, sketches teatrales con contenidos
políticos explícitos, etc.) que como formas diferentes de entender el arte, me
parece que ésta es sólo una parte de la historia. Desde una óptica distinta, podemos
argumentar que el hecho de organizarse colectivamente, escribir manifiestos o
salir a las calles a expresarse, es en sí mismo un hacer que reconfigura las
formas convencionales de entender las prácticas creativas. No obstante, sin
dejar de reconocer ese nivel de agencia que se encuentra implícito en el hacer
colectivo, la manifestación pública y el cuestionamiento verbal de los límites
artísticos, es importante cuestionar si, más allá del nivel performativo y
coyuntural de las acciones que se dieron, la Primavera hizo emerger proyectos
que desde su propia concepción y desde sus discursos internos, propusieron formas
alternas, distintas a las que rigen en general en las instituciones, de
entender la creación, la comunicación, las relaciones sociales y demás aspectos
que conforman la cultura.
Partiendo de dicho
cuestionamiento, comentaremos los siguientes proyectos que me parecen
especialmente ilustrativos de esas formas otras que a raíz del movimiento
social, con todas sus contradicciones y limitantes, se hicieron presentes y
cobraron visibilidad a mediados del año pasado:
A) PÍNTASELA A PEÑA.
Por Salmoblog, el Feliz Blog del Alegre Salmón.
Salmoblog es un espacio virtual que desde inicios de 2011 reúne una amplia lista de colaboradores que publican sobre temas diversos, bajo el principio común de “nadar a contracorriente” que caracteriza a los salmones.[22]
El 12 de Abril de
2012, en reacción al marcado des-equilibrio entre la propaganda electoral de
Peña Nieto y la del resto de los presidenciables, en Salmoblog se publicó una
convocatoria para participar en la iniciativa Píntasela a Peña, que consistía
en intervenir creativamente las imágenes publicitarias del priísta,
fotografiarlas y enviarlas al blog para conformar con ellas un álbum colectivo.
Con este proyecto, el “Salmón” propuso contrarrestar la inequidad electoral
invirtiendo el sentido de la propaganda: en lugar de condicionar el voto de los
ciudadanos por la sobreexposición mediática de Peña, las imágenes intervenidas
servirían para visibilizar el rechazo social y la indignación hacia lo que este
candidato representaba. Para tener una mejor idea de los objetivos de Píntasela
a Peña, transcribo a continuación fragmentos de la convocatoria que fue
entonces publicada:
1) Exprésate
de la manera más creativa que puedas en contra de esta invasión visual y
píntasela a Peña Nieto, hazlo en la calle: desde la ventana de tu casa,
repartiendo volantes, pegando pósters, usando los lienzos que ellos mismos
te regalan.
2) Envíanos
una foto de tu obra de arte a anonymous@salmoblog.org, en Facebook o en Twitter,
para (…) masificarlas lo más que podamos. Arte ciudadano contra propaganda
ilegal y vacía.
3) Disfruta de
tu libertad de expresión (…) De pasada, ¡exprésale tu opinión a otros
ciudadanos de a pie como tú!
4) Haz extensa
esta convocatoria entre todos tus conocidos. Recuerda que esto también es hacer
política, es democracia participativa, es incidir en las decisiones que se
toman en tu país.[23]
En estos cuatro
puntos podemos ver expresadas varias de las ideas que habitaron los comunicados
del apartado anterior, pero esta vez con la explícita intención de ser
materializadas en una acción artística concreta, que sería realizada no por un
autor ni grupo definido, sino por todo aquel que quisiera colaborar desde su
propio espacio, con sus propios medios, convirtiendo la propaganda electoral en
su propio lienzo de trabajo.
Algo
que quizás
haya llamado la atención de quien lee este artículo, es que la
convocatoria del
Salmoblog fue publicada un mes antes del surgimiento de YoSoy132. Este
pequeño
“desfase” cronológico me parece muy significativo, pues nos deja ver de
qué
manera el arte puede ser un espacio para la construcción de un campo
semiótico
colectivo, que en ciertos casos se anticipa a los “grandes
acontecimientos”
históricos que sacuden el orden social establecido. Tomando en cuenta
que en fechas aledañas a dicha publicación comenzaron a surgir pintas en
distintos lugares del país, y en la ciudad de México éstas tuvieron un
impacto tal que provocaron una intensa campaña mediática con el fin de
revertir sus efectos anti-publicitarios, podemos sugerir que antes
de que los ciudadanos tomaran las calles, éstas fueron “tomadas” por las
pintas, que sirvieron para visibilizar un
desacuerdo colectivo con aquella imposición que parecía incuestionable. A
este respecto resulta baladí saber en qué medida la iniciativa del
Salmoblog fue determinante para que una cantidad considerable de
personas decidieran intervenir las imágenes propagandísticas, y hasta
qué punto ésta fue una mera lectura artística de un fenómeno social que
se "disparó" de manera aparentemente espontánea. Lo cierto es que a
mediados de abril las calles de la capital mexicana y las redes sociales
se
llenaron de imágenes intervenidas, y que esta convocatoria sirvió no
sólo para documentar este fenómeno, sino también para darle un sentido
creativo afín a varias de las ideas que comentamos en el apartado
anterior, como son la colectividad, el arte público, o maneras
alternativas de hacer política a partir de la expresión ciudadana.
B) #REVOLUCIÓN DE CHICHIS. Por Menstruadora.
Fue en el mes de Junio cuando Luisa Velázquez Hernández, alias Menstruadora, publicó un tweet que decía: “la revolución es en colectivo o no es, mándenme sus chichis”,[24] creando además un hashtag llamado #Revolucióndechichis que invitaba a los usuarios a enviar una fotografía de su chichi tatuada con la consigna ‘#YoSoy132’. De acuerdo con la declaración de la propia Menstruadora, en el lapso de 10 días se juntaron 95 fotografías, “chichis de hombres y mujeres que se reúnen aquí, sin pena, sin asco, reivindicando el cuerpo, haciéndolo suyo, sabiéndose personas, sin divisiones cuerpo/mente, unidos al grito del #YoSoy132”.[25]
De manera similar
a la convocatoria del Salmoblog, la #Revoluciondechichis utilizó las redes
sociales para generar una comunidad que colaboró en la conformación de este
álbum fotográfico, que a pesar de no haber sido concebido como obra de arte,
tuvo un efecto estético al resignificar la chichi como espacio de protesta
política, “en una sociedad conservadora acostumbrada a ocultar el cuerpo, a
desplegarse de él, a rechazarlo y hasta sentir asco”.[26]
Esta acción, que podría enmarcarse dentro del concepto de body art, muestra el
cuerpo como el “campo de batalla” por excelencia, en el sentido de que todos
nuestros derechos, amenazas, represiones, condicionamientos sociales y
posibilidades de goce, parten de éste y se redirigen constantemente a él.
Cuando
uno observa
las 95 chichis juntas ocurre un fenómeno curioso: al mismo tiempo que
resaltan
las particularidades de cada una de las personas tatuadas, todos esos
pechos
parecen ser un mismo cuerpo repetido, que bien podría ser el propio. De
esta
forma, Menstruadora nos sugiere, de un modo que nos recuerda las
palabras de Iván Los Pájaros, que las luchas social e individual son una
y la misma, y que
a pesar de nuestras diferencias, todos y todas coincidimos en los
aspectos más
básicos de nuestras vidas.
C) PARA CAMBIAR AL
PRI HAY QUE CAGAR.
Por La Congelada de Uva.
5 de Julio. Pocos días después de las elecciones mexicanas, con miras a la marcha nacional que estaba prevista para el 7 de ese mes, Rocío Boliver, alias La Congelada de Uva, publicó una nueva convocatoria que decía lo siguiente:
A CAGAR
PACÍFICAMENTE SE HA DICHO!!!! Próximo sábado 7 de julio a las 3 pm. Si es en el
D.F. [nos vemos en el] Ángel [para] después de la marcha irnos a cagar al PRI y
a Televisa!! Si es en provincia, únanse y decidan un lugar adecuado al
concepto!!
BASADOS EN LAS
PROPUESTAS DEL FILOSOFO GUY DEBORD Y EL SITUACIONISMO Y DEL ACTIVISTA RUSO SAÚL
ALINSKY y su Manual del Agitador para una Acción Directa NO Violenta. Así que a
cagarnos sobre ellos con la mierda de verdad, a mearse sobre las edificaciones
que construyeron un fraude al que hay que devolverles la mierda en su propio
espejo deforme, con nuestros propios residuos biológicos como armas
simbólicas!!! Pasen la voz!!! Una acción vale más que un discurso!
Aún cuando
desconozco si la convocatoria tuvo respuesta en ciudades de provincia (las
notas periodísticas no mencionan nada al respecto), en el Distrito Federal el
performance ocurrió efectivamente, reuniendo un pequeño grupo de “cagadores”
que provocaron todo tipo de reacciones. Desde la prensa oficial hasta las opiniones
personales que se expandieron viralmente en las redes sociales, muchos
respondieron a la provocación de La Congelada de Uva con comentarios que iban
de preguntar si ella era “una vieja cerda o una artista libre”,[27] a aplaudir la “consistencia en su
propuesta artística transgresora”.[28]
Esta acción, que consistía simplemente en llevar al espacio público un hacer
cotidiano que normalmente relegamos a nuestro espacio más privado, fue capaz de
despertar una enérgica polémica sobre los límites de la representación, que
violentaba al mismo tiempo los marcos artísticos, los tabúes sociales y la
imagen más representativa del poder que conferimos al Estado.
Además de recalcar
el hecho de que el performance de Boliver reivindicó el arte como un hacer que
interesa a la sociedad y la confronta con sus propias contradicciones, quiero
enfatizar dos aspectos que me parecen esenciales de este acto: primeramente, el
hecho de que en la convocatoria se explica de dónde viene esta idea y dónde
reside su valor simbólico, y en segundo lugar la moraleja de que no hace falta
más que el cuerpo propio para generar una situación que altere el orden
establecido de las cosas. En el primer caso, existe un carácter pedagógico que
convierte a esta acción en un espacio para la reflexión colectiva, con base en
referencias artísticas del pasado, lo que muestra un interés tanto por la recepción
como por la acción informada de quienes decidieran participar en este performance.
En lo que respecta a la moraleja sobre el potencial transgresor del cuerpo, me
parece que la acción de La Congelada apunta también a esa reivindicación del
cuerpo como espacio de protesta política, en términos similares a los
propuestos por Menstruadora. El hecho nada casual de que ambas activistas sean
mujeres, es indicativo de otro rasgo fundamental de la transformación social
que estos proyectos persiguen, que es la ruptura con los preceptos patriarcales
que subyacen en todos los ámbitos del sistema capitalista.
Un último elemento
a subrayar en la convocatoria de Boliver, es su directa afirmación de que “una
acción vale más que un discurso”, la cual podría estar implícitamente dirigida
a los activistas –artistas incluidos– que en esta época se enfocaron
primordialmente en la producción de discursos, antes que en la realización de
acciones concretas.
D) ARMA SONORA
TELEMÁTICA.
Por Astrovandalistas.
El Campo Marte es un espacio que se utiliza
para deportes ecuestres, eventos militares y gubernamentales, que es
administrado directamente por el Estado Mayor Presidencial. Enfrente de este
campo, los Astrovandalistas encontraron una estructura metálica que
intervinieron con 64 tubos conectados a un motor, que al girar los golpeaba generando
un ruido intenso. Una característica fundamental de esta instalación es que,
durante el tiempo en que estuvo funcionando, el motor se activaba
cada vez que alguien enviaba en Twitter un mensaje con el hashtag #bangcampomarte,
de modo que la frecuencia del estruendo dependía del interés que se lograra
despertar entre las personas que se enteraban de este proyecto, que se denominó
Arma Sonora Telemática (AST).
Muchas son las
cosas que podría decir sobre esta instalación, la cual encuentro
particularmente representativa de una serie de tendencias que están, según
detallaré más adelante, transformando efectivamente la relación del ser humano
con el arte. Entre éstas, mencionaré a continuación cuatro aspectos del AST que
evidencian una nueva concepción de las prácticas artísticas.
Primeramente
hablaré de las peculiaridades de este colectivo, que implican en el Arma una
forma de creación muy diferente a la que se da en instituciones culturales, e
incluso a la que mantienen aún la mayoría de los artistas independientes. En
palabras de sus propios integrantes, los Astrovandalistas conforman “un
laboratorio de acción descentralizada, integrado por habitantes de distintas
zonas geográficas”, que “se ha enfocado en el desarrollo de proyectos que
buscan conjuntar investigación, acción artística, activismo y la divulgación
del conocimiento generado a partir de los proyectos”.[29]
Para lograr esta compleja red de objetivos, los Astrovandalistas integran un
núcleo de especialistas de distintas áreas disciplinarias (ingenierías, diseño,
artes, etc.), además de reunir a un grupo de colaboradores específicos para
cada proyecto. Si añadimos el hecho de que varias de sus propuestas consideran
la participación de receptores-agentes que contribuyen a su activación a través
del Internet, tenemos que este colectivo opera de modo que genera,
necesariamente, una comunidad diversa y deslocalizada en cada una de sus
iniciativas. Es así que el Arma Sonora Telemática presenta distintos niveles de
comunidad que van del núcleo que concibió la idea originaria, al equipo que
montó la instalación, los periodistas que ayudaron a difundirla en los medios y
las miles de personas que activaban el motor por medio de sus tweets. En cada
uno de estos niveles, el AST generó espacios de convivencia horizontal, con fines
que se alejaban tanto de los preceptos mercantilistas como de los procesos de
legitimidad que desde el poder construyen la noción de la autoría, la
especialización y la creación en los términos individualistas a los que estamos
todavía acostumbrados.
Un segundo aspecto
que quiero tratar es la relación que esta Arma Sonora plantea entre el hombre y
la tecnología, así como entre los espacios virtuales y físicos que conviven en
la realidad cotidiana de miles de millones de personas en el mundo. Nuevamente
en las palabras de los propios miembros del colectivo, existe en ellos un
reiterado interés en “la investigación de interfases para la comunicación
humano-máquina y humano-humano, la irrupción dentro del espacio público para la
generación de experiencias individuales o colectivas, el desarrollo de
herramientas que posibiliten nuevas formas de manifestación colectiva, mediadas
por tecnologías 100% libres”. Evidentemente, estas palabras denotan una firme
intención de utilizar la tecnología en tanto herramienta para la comunicación
humana, que entre otras cosas abre la posibilidad de revertir las políticas
privativas características del capitalismo, con base en la utilización de
medios libres e irrupción de los espacios públicos. En el caso particular del
AST, los Astrovandalistas abordan el problema tecnológico no sólo desde el
plano conceptual de su propuesta, sino también en la implementación de una
estrategia que haga de la estructura intervenida un objeto efectivo para la
protesta social. Cuando explican el nombre del proyecto diciendo que “un arma
es un dispositivo que amplía la dirección y la magnitud de una fuerza”, que en
este caso pretende “amplificar un cuestionamiento colectivo sobre el rol de la
violencia en la historia reciente de México”, nos dejan ver que las decisiones
sobre cómo activar la máquina sonora, cómo difundir su idea en las redes
sociales y cómo intervenir la estructura metálica, son todas medidas
estratégicas en las que la dimensión estética es inseparable de la
experimentación técnica, y ambas son indiscernibles de los procesos sociales
que ocasionan en todas las etapas del proyecto.
El asunto de la
tecnología me remite, por cierto, a una situación que me resulta todavía
sorprendente, que es la ausencia de un cuestionamiento de la relación
hombre/máquina en las declaraciones artísticas que vimos en el apartado
anterior; aún cuando el movimiento 132 fue claramente potenciado por las redes
sociales, y a través de éstas pudo orquestar una organización entre personas
que no siempre podían coincidir físicamente, ni los Artistas Aliados, ni otros
colectivos que yo conozca, incluyeron en sus comunicados la intención explícita
de realizar acciones que utilizaran los medios tecnológicos para subvertir las
formas tradicionales de hacer arte, ni emitieron siquiera un posicionamiento
acerca de las implicaciones que la tecnología tiene en la creación
contemporánea. Cuando confrontamos el corpus de publicaciones artísticas de La
Primavera con la compleja red discursiva del Arma Sonora Telemática, cobra para
mí mucho sentido la noción que semiólogos como Roland Barthes o Iuri Lotman defendieron
en las décadas finales del siglo pasado, de que el arte da lugar a otras formas
de expresión, capaces de hacer visible aquello que las palabras no alcanza a
abarcar.[30]
Volviendo
a los aspectos
que hacen del AST un proyecto tan especial para los objetivos de este
análisis,
el tercero de ellos consiste en la invitación abierta que los
Astrovandalistas
hacen para que el Arma sea replicada. Esta invitación tiene diferentes
niveles
que van desde la publicación del manual de construcción y el código de
programación, hasta la disposición a viajar personalmente para colaborar
con
aquéllos que estén interesados en construir una nueva máquina sonora.
(En el
momento en que estoy redactando este escrito, los Astrovandalistas se
encuentran, de hecho, colaborando en la construcción de un Arma Sonora
en la
ciudad de Monterrey). Nuevamente en términos estratégicos, esta
disposición a
la réplica pretende viralizar la iniciativa artística para aumentar la
fuerza
de su impacto social. De un modo radicalmente opuesto a las políticas de
propiedad intelectual, sobre las que se erigen nociones como la autoría o
la
autenticidad, tenemos en este caso una concepción del arte como un bien
común
que responde al ideal de una cultura libre, contraria a los procesos de
privatización que desde todos los flancos están destruyendo un derecho
fundamental del ser humano, que es el libre acceso a la cultura (un
derecho que, por ser tan amplio, parecería incuestionable, pero que
claramente se ve amenazado por una ola de privatizaciones que desde
distintos flancos limitan el acceso de las personas a diversos elementos
de su propia cultura).[31]
Finalmente, el
cuarto aspecto tiene qué ver con un concepto que en las últimas décadas ha
tenido gran resonancia entre quienes luchan por transformar las condiciones
sociales a nivel mundial, que es el concepto de hacking. Más allá de las
connotaciones que este término tiene dentro del mundo de la informática, la definición
de hacking como cualquier intervención que se hace a un sistema para modificar
sus funciones originales, abre para el arte un universo de posibilidades para
generar procesos estéticos que modifiquen la percepción que normalmente tenemos
de las cosas, con el fin de crear y hacer visibles otras formas de habitar los
espacios cotidianos. Aún cuando los Astrovandalistas no incluyen el término hackear
en su presentación pública del Arma Sonora Telemática, este concepto se
encuentra implícito en la intención de subvertir el marco simbólico de una
estructura metálica enfrente del Campo Marte, así como en el ejercicio de
transformar el Twitter en un controlador telemático que permite a usuarios de
todo el mundo participar activamente en este mecanismo de protesta social amplificada.
Es importante añadir, por último, que aunque este proyecto tiene características
que nos remiten con especial énfasis al concepto de hacking, la idea de
intervenir los sistemas para transformar sus objetivos originales se encuentra
igualmente presente en los tres proyectos anteriores. De los “salmoblogueros”
que intervinieron la propaganda electoral a las chichis tatuadas que
convirtieron el cuerpo en un espacio de protesta, y a la transformación de esa
actividad tan cotidiana que es el defecar en un escándalo que cuestionó
masivamente la legitimidad del ya entonces presidente electo, todas estas
acciones hicieron del arte un hacer diferente que demostró, a través de sus
propias experiencias, que existen maneras alternativas de ser en la cultura.
******
La comunidad del
Salmoblog, Menstruadora, La Congelada de Uva y los Astrovandalistas, nos dejan
ver en sus propuestas una firme convicción de que las prácticas artísticas, más
allá de los objetivos políticos inmediatos que puedan motivar cada uno de estos
proyectos, pueden ser un espacio para replantear el modo en el que nos
relacionamos, comunicamos y expresamos cotidianamente. En estrecha relación con
las palabras del poeta Iván Los Pájaros con las que abrimos el apartado
anterior, vemos que, para ellos, el arte es en efecto una forma de revolución
tanto personal como colectiva, en la que la idea de “transgredir liberando”
pasa, de ser un mero recurso retórico, a materializarse en prácticas concretas
que transforman la realidad inmediata de las personas involucradas. En su
explícita intención de generar cambios sociales a través del arte, estos cuatro
ejemplos nos sugieren, además, que no basta con querer mejorar nuestras
condiciones, sino que es necesario articular medidas estratégicas que lleven a
la acción los discursos transformadores. Para tener una idea más clara de las
estrategias que estos proyectos siguen, así como de las implicaciones que
dichas estrategias tienen en el marco de los procesos de transformación social
y artística que ellos mismos promueven, finalizo este apartado con la siguiente
lista de consideraciones analíticas a partir de los cuatro casos analizados:
Para comenzar, los cuatro
proyectos son colectivos. Esto implicó en cada caso una estrategia de
convocatoria que despertara el interés de las personas que participaron en
ellos. Esto presupone, además, el abandono de la noción de individualidad
creativa que se asocia con conceptos como la autenticidad y la autoría.
En una dirección similar, los
cuatro hacen un llamado a la réplica de sus iniciativas. Mientras que en los
casos de Píntasela a Peña y #Revolucióndechichis esta condición se encuentra
implícita en la conformación de álbumes digitales, en los que cada fotografía
es en sí misma una réplica del modelo inicial y del gesto artístico
correspondiente, los otros dos casos convocan a replicar de manera dispersa e
independiente la estrategia íntegra de sus acciones. Esto choca, como vimos,
con las políticas de propiedad intelectual, y persigue el objetivo de viralizar
las propuestas para que tengan un impacto más efectivo.
En estrecha relación con lo anterior,
podemos ver que un común denominador de los proyectos es que establecen
mecanismos de recepción activa o participativa, de modo que los espectadores de
las acciones artísticas son invitados a ser parte de ellas, en contrariedad con
las formas de recepción pasiva que comúnmente caracterizan a eventos artísticos
conciertos, exposiciones, obras de teatro, presentaciones de danza, entre otros.
Todos ellos generan, además, una
situación que combina espacios virtuales y físicos, aprovechando en cada caso
las posibilidades comunicativas que se dan en los dos tipos de espacio. Es
interesante observar que todos los proyectos hacen uso de las redes sociales
para amplificar sus efectos y/o diseñar las plataformas necesarias para ser
llevados a cabo, al mismo tiempo que reivindican la urgencia de atender los
problemas “materiales” e incidir en los territorios supuestamente libres, como
en teoría tendrían que ser los espacios públicos o el cuerpo mismo de cada
persona.
Estos
proyectos implican nuevas relaciones entre el hombre y la tecnología, abriendo
la posibilidad de reconfigurar los sistemas de poder y dominación a partir de
medios de comunicación horizontal, dispersa y sin intermediarios.
Vimos ya, por otro lado, que los
cuatro coinciden en que intervienen sistemas simbólicos con el fin de modificar
sus funciones originales, lo cual desde mi interpretación puede ser
perfectamente considerado como hacking.
Aunado a lo anterior, estas
propuestas promueven la autogestión y la autonomía como elementos fundamentales
de una nueva forma de hacer política, la cual se basa en el principio de hacer
las cosas por uno mismo, en lugar de esperar que los cambios provengan del
Estado o las instituciones. Esta posición autogestiva, que en muchos casos se
asocia directamente con posturas anarquistas que en última instancia buscan
generar una política del autogobierno, es un aspecto esencial de las luchas
sociales que hoy en día se llevan a cabo en todo el mundo. Cuando los
Astrovandalistas nos muestran que es posible diseñar por nosotros mismos
códigos abiertos de programación, o cuando la Congelada de Uva nos enseña que
no hace falta más que nuestro propio defecar para irrumpir violentamente la
realidad establecida, nos están sugiriendo que, lejos de depender del dinero o
la legitimación de empresas culturales, el cambio social se encuentra al alcance
de nuestra propia imaginación creativa.
Para terminar, tenemos en cada
una de estas expresiones artísticas un equilibrio entre un sentido utópico que
despierta la motivación para soñar e imaginar distintos mundos posibles, y un
sentido realista que aterriza los proyectos en objetivos concretos, efectivamente
realizables en las condiciones que se dieron en cada situación. Esta
doble dimensión es de gran importancia para que el arte mantenga su capacidad
de “ir más allá” de lo que alcanzamos a ver en el presente, al punto de
profetizar las condiciones sociales del futuro, a la vez de incidir, aquí y
ahora, en los problemas específicos de nuestro entorno.
III. EL ARTE EN EL
DESPEÑADERO. CONCLUSIONES
Nuestra fuerza, si es
que alguna tenemos,
está en este
reconocimiento…
Subcomandante Marcos
Los revolucionarios vamos adelante.
El abismo no nos detiene.
El agua es más bella despeñándose.
Ricardo Flores Magón
Los revolucionarios vamos adelante.
El abismo no nos detiene.
El agua es más bella despeñándose.
Ricardo Flores Magón
Si hacemos un
repaso de los documentos y proyectos que revisamos en los apartados anteriores,
resulta tentador pensar que éstos reflejan una revitalización de los
movimientos artísticos mexicanos (particularmente de la versión mexicana del
movimiento cultural y estudiantil de ‘68), en la que principios sociales como
la autonomía, la horizontalidad y el trabajo colectivo impregnaron ampliamente las
prácticas creativas. No obstante, hemos dicho ya que los fragmentos y proyectos
seleccionados se insertan en un marco complejo de intereses y motivaciones
diversas, que lejos están de constituir un espacio homogéneo. Más allá del
eslogan de #YoSoy132, con su explícito pero a la vez ambiguo rechazo hacia
Enrique Peña Nieto, las acciones y discursos concretos de los distintos grupos
que participaron en la Primavera hicieron de ésta un proceso en el que las
contradicciones, la falta de definición política, la desorganización,
inestabilidad y carencia de perspectiva histórica, fueron más bien la norma que
la excepción, tanto al interior de las asambleas locales como en el nivel más
general de la movilización ciudadana. Como es de suponerse, esta situación es
perfectamente aplicable al campo del arte, por lo que las declaraciones e
iniciativas que hemos abordado deben ser entendidas, acaso, como destellos
transformadores y no como tendencias ideológicas generalizadas.
Hay que decir, sin
embargo, que aunque sería desproporcionado afirmar que la Primavera Mexicana dio
lugar a una transformación extendida de las prácticas artísticas, sería
igualmente desmedido negar, ignorar o simplemente desacreditar las expresiones
que se dieron en ese sentido, sin hacer una valoración crítica de las
implicaciones que éstas tienen en un marco social más amplio, al interior de un
proceso histórico que presenta distintas temporalidades.
Independientemente de las contradicciones y falta de
claridad que caracterizaron tanto al movimiento estudiantil como al sector
específico de los artistas, éstos abrieron un espacio de reflexión, discusión y
cuestionamiento, que tiene un importante potencial para contribuir con los
cambios sociales por los que mucha gente está luchando en diferentes partes del
mundo. Más aún, hay quienes consideran que la falta de claridad y las
contradicciones internas son elementos que dotan de apertura e impredecibilidad
a este tipo de movilizaciones, sembrando incertidumbre ahí donde las evidencias
parecían no dar lugar al cambio ni la construcción de nuevas realidades. Es en
ese sentido que Boaventura de Souza distingue, como decíamos, estas nuevas presencias
con respecto tanto a los partidos políticos como a los movimientos sociales
tradicionales. Aunque a la luz de cualquiera de estos dos tipos de organización
la Primavera Mexicana, y por ende el movimiento artístico que se deriva de
ésta, carecen de un posicionamiento y una agenda de lucha clara y congruente, desde
la visión alternativa que propone de Souza estas presencias conforman un nuevo
tipo de lógica organizativa que, aunque está todavía en una etapa de
experimentación y tiene aún que precisar sus estrategias y objetivos, plantean
de entrada una serie de interrogantes sobre los cimientos más profundos del
sistema económico, social y epistémico que ha dominado el pensamiento
occidental durante siglos. Según Boaventura, estas luchas podrían estar
apuntando hacia un cambio civilizatorio que reconfigure radicalmente las bases
culturales de nuestro tiempo, con miras a una humanidad más justa, pacífica, e
incluyente. Desde una posición ética e intelectual que este sociólogo denomina
“optimismo trágico”, él mismo nos invita a mantener una “imaginación radical”
que sea consciente de las dificultades de nuestra época, pero que se rehúse a
no ver alternativas a las mismas. Para este fin, las nociones de autonomía,
horizontalidad, resignificación, comunicación no mediatizada, reivindicación
del cuerpo, etc., que sirven de base a las exploraciones artísticas que hemos
esbozado, resultan cruciales en ésta y muchas otras presencias que tienen lugar en el planeta. Según la
perspectiva de este pensador, y de otros que como él se esfuerzan en
comprender las nuevas emergencias sociales, esto abre, a pesar de todas las
adversidades que puedan numerarse, una esperanza de que las generaciones
jóvenes encuentren soluciones a los problemas de desempleo, desigualdad, discriminación
y guerra que constituyen hoy la realidad humana. Entre muchas otras cosas, esta
esperanza podría implicar también la construcción de nuevas narrativas
artísticas, que sean afines a una concepción distinta de la creación, la
comunicación, la percepción y la expresión humana en general, es decir, a un
replanteamiento radical de lo que entendemos por cultura.
De
los manifiestos de los Artistas Aliados a los talleres
autogestivos de Voz Nómada, o al Arma Sonora Telemática, todas las
iniciativas que hemos abordado buscan reconfigurar las nociones
estéticas y los sistemas de producción
artística, pero al mismo tiempo pueden ser neutralizadas por los
sistemas imperantes
del mercado cultural, caer en el desdén, el cansancio, la incongruencia,
o
simplemente mermar el interés de sus integrantes una vez que la
coyuntura
política ha perdido vigencia. Frente a este panorama, el optimismo
trágico que
propone Boaventura de Souza resulta una actitud necesaria para entender
la
importancia que estas manifestaciones artísticas tienen en términos
históricos,
más allá de las reservas que podamos tener sobre sus fines inmediatos.
He aquí una de las tareas que urge realizar para que aquel impulso pueda
ser
aprovechado para una movilización artística y social más extensa, en
vez de caer en la desvaloración inútil que resulta de una crítica
superficial,
que se conforma con observar los fracasos y errores de quienes fueron
parte de
ello.
Hoy, en el aniversario de la movilización que quiso
reconfigurar la escena política de México, hay que preguntarnos qué nos queda
de aquella experiencia, qué de aquel despertar ciudadano sigue vivo, cuál es la
herencia artística y cultural que éste nos ofrece.
Es verdad que las asambleas estudiantiles, cuando no han
desaparecido del todo, han disminuido drásticamente en el número de
integrantes; es verdad que las mega-marchas “anti-Peña” han cesado; en el
sector artístico, por su parte, las iniciativas más mediáticas han dejado de
ocupar las primeras planas periodísticas, y por el momento no encontramos artistas
defecando en el Zócalo capitalino. Hoy existen, sin embargo, numerosos
colectivos que se crearon y/o consolidaron a raíz del #YoSoy132 o de algún otro
movimiento simultáneo; varias escuelas han incluido en su matrícula, dada la
participación de alumnos y profesores en las movilizaciones, clases
relacionadas con el cambio social o con movimientos estudiantiles en México y
el mundo; varios estudiantes han cambiado el tema de sus investigaciones para
tratar de comprender las vivencias que tuvieron hace un año; a partir de los
encuentros que se dieron entonces, han surgido cuantiosos proyectos
colaborativos; y muchas personas han cambiado aspectos concretos de su vida. De
una manera similar a lo que el historiador Carlos Antonio Aguirre Rojas dijera
a propósito de las movilizaciones árabes de 2011, los participantes de este
tipo de experiencias “quedan marcados para toda la vida, al haber podido
avizorar y entrever, pero también vivir y experimentar en carne propia, no sólo
la rebeldía misma y toda su cauda liberadora en general, sino incluso el esbozo
en embrión de unas radicalmente nuevas formas de relación humana, basadas en la
solidaridad, en la apertura, en el compañerismo y en la fraternidad que
caracterizan a todas estas revueltas populares en el momento de su saludable
acción de protesta, de lucha y de transformación en general.”[32] Esto no quiere decir, por supuesto, que
haya una lucha ganada o que la “herencia primaveral” deba darse por sentado,
sino que existen razones suficientes para seguir explorando las brechas que los
artistas y estudiantes mexicanos abrieron hace un año.
Haciendo un salto abrupto de casi cuatro décadas, voy a finalizar
este escrito remitiéndome a aquel germinal Ensayo Sobre la Economía Política de
la Música, en el que el economista francés Jaques Attali escribiera:
La
música es una profecía. Sus estilos y organización económica están a la cabeza
del resto de la sociedad porque ésta explora, más rápido de lo que la materia
puede, el rango entero de posibilidades de un código determinado.
Hoy,
una nueva música está emergiendo, la cual no puede ser expresada ni entendida
utilizando las viejas herramientas, y que es producida en otros espacios y de
otras maneras. Esto no quiere decir sólo que la música o el mundo se hayan
vuelto incomprensibles, sino que el concepto mismo de comprensión ha cambiado; ha
habido una transformación en el locus de la percepción de las cosas.
La
composición sólo puede emerger de la destrucción de los códigos precedentes. Sus
inicios pueden verse hoy, incoherentes y frágiles, subversivos y amenazados, en
el ansioso cuestionamiento de los músicos acerca de la repetición, en la manera
en que sus obras reflejan la muerte de la especialización musical, de la
imposibilidad de que la actual división del trabajo continúe siendo un modo de
producción.
La
producción e invención de instrumentos (…) está aumentando de manera
considerable. La labor creativa es colectiva.
Es
así que esta forma social que busca recrear la diferencia [en contraposición
con la lógica repetitiva del capitalismo] presupone la existencia de dos
condiciones: tolerancia y autonomía.
La
composición entonces nos lleva a una asombrosa concepción de la historia, una
historia que se mantiene abierta, inestable (…)
Esto
no es ni un deseo ni una mera ansiedad, sino el futuro contenido en la historia
de la economía y en la realidad predictiva de la música.
Conceptualizar
este orden futuro sobre la base de la designación del ruido fundamental, debería
ser la tarea central de los investigadores de nuestro tiempo. [33]
En
fechas muy cercanas a la promulgación de la muerte del
arte por parte de autores como Danto y Baudrillard, Attali fue capaz de
observar
nuevos impulsos artísticos que, desde su perspectiva de economista y
asesor
político, estaban no sólo comenzando a emerger entonces, sino que además
profetizaban una reconfiguración profunda de la economía, la política y
la sociedad en general. Desde este punto de vista, exploraciones
artísticas como las que hemos comentado no sólo estarían reflejando las
luchas
anticapitalistas que tiene lugar en todo el mundo, sino que además
tendrían el
importante rol de ser espacios privilegiados para la exploración de
nuevos
órdenes simbólicos y nuevas relaciones humanas. En este
proceso es crucial, como el propio Attali comenta, la invención de
nuevos
instrumentos, lo que en la actualidad redunda en el dominio de los
nuevos
medios comunicativos y productivos que los avances tecnológicos traen
consigo.
Pero esto, como también menciona este autor, debe estar acompañado del
desarrollo de nuevas herramientas críticas que sirvan para comprender y
valorar
constructivamente estas presencias, que escapan a los códigos conocidos.
En este
terreno los investigadores tenemos todavía mucho por hacer.
Si seguimos la línea que sugiere Boaventura de Souza, hoy nos encontramos ante un despeñadero que, con sus inmensas dificultades, podría estar augurando un cambio civilizatorio con miras a un futuro mejor. Si quisiéramos dar un paso más en ese optimismo trágico que él propone, podríamos incluso coincidir con el pensador y activista mexicano Gustavo Esteva, cuando dice:
Sorprende ver cómo, aún cuando La Economía Política de la Música fue
publicada en
1977 y se centra en el fenómeno particular del arte del sonido, muchos
de sus
argumentos son extendibles a las transformaciones y
cuestionamientos que actualmente están surgiendo en distintas áreas
artísticas. Los manifiestos, comunicados, discusiones y proyectos que
surgieron en la Primavera Mexicana son evidencia de ello. De modo
que cuando uno lee el ensayo de Attali y lo confronta con estas nuevas
manifestaciones artísticas y sociales, es inevitable hacerse la
pregunta de si hoy, 36 años después de la publicación de aquel escrito,
nos
parece atinada su profecía.
Si seguimos la línea que sugiere Boaventura de Souza, hoy nos encontramos ante un despeñadero que, con sus inmensas dificultades, podría estar augurando un cambio civilizatorio con miras a un futuro mejor. Si quisiéramos dar un paso más en ese optimismo trágico que él propone, podríamos incluso coincidir con el pensador y activista mexicano Gustavo Esteva, cuando dice:
“ya nació el nuevo mundo. Ya
existen nuevas relaciones sociales. Claro que están contaminadas (…), claro que
estamos afectados e infectados por estos horrores, pero el mundo nuevo ya está,
y nuestra tarea, creo que la más importante, es destaparnos las orejas para
escuchar, y abrir bien los ojos para ver. Para aprender a reconocernos”.[34]
[1]
Danto, El fin del arte…
[2] Baudrillard…
[3] Op.cit Danto…
[2] Baudrillard…
[3] Op.cit Danto…
[4] Cfr. Boaventura de Souza Santos…
[5] Iván Los Pájaros entrevistado en: Andrea Solís González, La Importancia del Arte en el Movimiento YOSOY132. Disponible: http://www.facebook.com/notes/musicos-aliados/la-importancia-del-arte-en-el-movimiento-yo-soy-132-por-andrea-sol%C3%ADs-gonzalez/402469586478627 [Última consulta: 3-03-2013].
[6] Confróntese cualquiera de los videos que aún circulan por las redes sociales. Por ejemplo: https://www.youtube.com/watch?v=zRr1UrtzIVM [Consultado 8 de Abril 2013].
[7] Confróntese también en los videos que siguen circulando en Internet. Por ejemplo: https://www.youtube.com/watch?v=P7XbocXsFkI [Consultado 8 de Abril 2013].
[8] Relatoría de la Primera Asamblea Interuniversitaria de #YoSoy132. Disponible: http://www.megafono.lunasexta.org/node/263 [última consulta: 3-03-2013].
[9] Artistas Aliados, Manifiesto (versión 1). Esta primera versión del manifiesto circuló entre las personas que asistimos a las primeras asambleas de Artistas Aliados. En la búsqueda que realicé no logré localizar una versión disponible en Internet. En caso de que el lector quiera consultar el documento original, puede contactarse conmigo o con alguna otra persona que haya formado parte de la asamblea y que haya conservado este manifiesto.
[10] Artistas Aliados, Manifiesto. Disponible: http://www.artistasaliados.org/manifiesto/
[Última
consulta: 3-03-2013].
[11] Voz Nómada Colectivo, Información de perfil en su página de Facebook. Disponible: http://www.facebook.com/voznomada.colectivo/info [última consulta: 3-03-2013].
[12] Colectivo Emergente de Artistas Independientes, Letra de la Cumbia132.
Disponible: http://www.youtube.com/watch?v=9lNzaSGWJ9s [Última consulta: 3-03-2013].
[13] Colectivo Emergente de Artistas Independientes, comentario publicado en la página de Facebook del colectivo, el 23 de Junio de 2012. Disponible: http://www.facebook.com/pages/Colectivo-Emergente-de-Artistas-Independientes/343937049011044?ref=ts&fref=ts [Última consulta: 3-03-2013].
[11] Voz Nómada Colectivo, Información de perfil en su página de Facebook. Disponible: http://www.facebook.com/voznomada.colectivo/info [última consulta: 3-03-2013].
[12] Colectivo Emergente de Artistas Independientes, Letra de la Cumbia132.
Disponible: http://www.youtube.com/watch?v=9lNzaSGWJ9s [Última consulta: 3-03-2013].
[13] Colectivo Emergente de Artistas Independientes, comentario publicado en la página de Facebook del colectivo, el 23 de Junio de 2012. Disponible: http://www.facebook.com/pages/Colectivo-Emergente-de-Artistas-Independientes/343937049011044?ref=ts&fref=ts [Última consulta: 3-03-2013].
[14] Entre los muchos teóricos/activistas que están investigando actualmente la implicación del concepto del trabajo “productivo” para los procesos de transformación social anticapitalista, podemos mencionar a John Holloway (especialmente su libre “Agrietar el Capitalismo) y a Carl
[15] Arte por la Izquierda, Manifiesto. Disponible: http://www.arteporlaizquierda.org/left/index.php [última consulta: 3-03-2013].
[16] Paola Klug, “Contraparte al Discurso 132”, revista virtual Subterráneos, 21 de Junio de 2012. Disponible: http://www.subterraneos.com.mx/wp/archives/9238 [última consulta: 3-03-2013].
[17] Se puede ver el discurso de Camila Vallejo en la siguiente liga: https://www.youtube.com/watch?v=Y-e9d3qX8VY
[18] Ibid.
[19] Amandititita, “MúsicosconYoSoy132 y la incongruencia”, periódico virtual Sin embargo, 2 de Julio de 2012. Disponible: http://www.sinembargo.mx/opinion/02-07-2012/7903 [última consulta: 3-03-2013].
[20] Paola Klug, Ibid. Cuando digo que esta frase podría estar parafraseando a Benjamin, estoy pensando sobre todo en sus Tesis Sobre la Historia, y específicamente en el famoso fragmento que dice: “encender en el pasado la chispa de la esperanza es un don que sólo le corresponde a aquel historiador que está compenetrado con esto”.
[21] Esta cita fue tomada de la página oficial del Centro de Cultura Digital que se encuentra debajo de la Estela de Luz. Disponible: http://www.centrodeculturadigital.com/el-ccd/ [Última consulta: 3-03-2013].
[22] Véase http://salmoblog.org/
[23] Se puede aún ver la convocatoria en la siguiente liga: http://salmoblog.org/post/20968506679/convocatoria-de-arte-urbano-pintasela-a-pena [Última consulta: 2-03-2013].
[24] Menstruadora, archivo de su sitio tumblr. Disponible: http://menstruadora.tumblr.com/post/25670398111/usar-el-propio-cuerpo-como-protesta-politica-en [Última consulta: 3-03-2013].
[25] Ibidem.
[26] Ibidem.
[27] Paola Desamparada, “¿Quién es la congelada de uva y por qué defecó en el Zócalo?”, SDP noticias.com, 10 de Julio de 2012. Disponible: http://www.sdpnoticias.com/columnas/2012/07/10/quien-es-la-congelada-de-uva-y-por-que-defeco-en-el-zocalo [Última consulta: 3-03-2013].
[28] Luis Hurtado. “Congelada de Uva y el cuestionamiento del arte”. En revista Artentado, 9 de Julio de 2012. Disponible: http://noticias.revistaartentado.com/?p=86 [Última consulta: 3-03-2013].
[29] Astrovandalistas, información del colectivo que a aparece en su página de Internet. Disponible: http://astrovandalistas.cc/ast/ [Úlitma consulta: 3-03-2013].
[30] Nota sobre la semiología de la cultura y la semiología en general…
[31] Para un estudio detallado sobre la privatización cultural y las posibles vías de libertad en este sentido, véase el conocido ensayo Cultura Libre, del abogado Lawrence Lessig.
[32] Carlos Antonio Aguirre Rojas, "Revueltas populares de 2011 en Perspectiva Histórica", en Contrahistorias, No.18, Marzo-Agosto 2012. P.18.
[33] Jaques Attali, Ruidos, Ensayo Sobre la Economía Política de la Música.
[34] Gustavo Esteva, Conferencia en el marco del Tercer Seminario Internacional de Reflexión y Análisis Planeta Tierra: Movimientos Antisistémicos. Universidad de la Tierra, Cideci Las Casas. 01 de Enero de 2013. Disponible: http://seminarioscideci.org/audios-01-de-enero-2013/ [Última consulta: 03-3-2013].
No hay comentarios:
Publicar un comentario